martes, 17 de diciembre de 2013

A Brasileira

En la Rua Almeida Garret 122, cerca de la estación de metro de Baixa-Chiado. Es uno de esos cafés literarios de época que se mantiene fiel a sus orígenes. Lo mismo que el Comercial o el Gijón de Madrid, Els Quatre Gats de Barcelona, el Majestic de Oporto, el Florian de Venecia, Les deux Magots o el café de Flore de París.

Inaugurado en 1905, ha contado con una clientela de intelectuales y artistas. Fernando Pesooa fue uno de sus incondicionales y por ello han colocado una estatua suya en la puerta, aunque el poeta reconociese públicamente que su café favorito era el café Martinho da Arcada, en la Praça do Comercio.

Si A Brasileira ya tenía fama, se ha puesto todavía más de moda desde que aparece en la serie de Antena 3 "El tiempo entre costuras". En cualquier caso, es un sitio emblemático y cargado de historias. Dicen que "O que non foi A Brasileira, non foi a Lisboa". Aunque el sitio no es muy grande y suele estar lleno de turistas, vele la pena pasarse a conocerlo y hacer una foto del legendario e histórico local. 

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Nos vamos a Lisboa


 Descubre los encantos de la ciudad
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Aún queda tiempo pero hemos decidido aprovechar el puente de finales de febrero para irnos a Lisboa, precisamente ahora que la capital portuguesa ha sido elegida como mejor destino europeo para escapadas urbanas (Europe's Leading City Break Destination), en la 20ª edición de los World Travel Awards 2013, algo así como los Óscar del sector turístico. 

Uno de los vistosos rasgos de identidad que confieren personalidad propia a la capital portuguesa son los tranvías, esos carricoches amarillos -los amarelos- que discurren traqueteando entre vías por la ciudad desde la segunda guerra mundial. Esos paquidermos mecánicos son un icono de la capital. Se les ve constantemente salvando con acierto distancias y desniveles en esta Lisboa sinuosa. Un alivio placentero para los visitantes en una ciudad que por razones evidentes se dice asentada sobre siete colinas.

Lisboa es la ciudad perfecta para una visita atenta porque Lisboa apetece, porque en cualquier momento tienta. Lisboa es grande por todas las esquinas. Lisboa es todo a la vez, Lisboa es nostálgica y culta, alegre y romántica, campechana y singular, Lisboa suena a fado y guarda en todas sus tabernas una historia con sabor a bacalao. Lisboa es hermosa y se descubre a cada paso. Para paladearla hay que perderse entre su calles y encontrarse en alguna de las colinas que rodean la ciudad. A la vuelta, observaremos con detalle la huella. La marca, seguro, es inconfundible. Lisboa, eterna. Después nos restará sólo volver.